Monday, August 12, 2013

5 razones para ir a Scottsdale, Arizona

1. El clima. Year round heat, para mí al menos, es perfecto. El invierno igual es invierno, no hay 25 grados, hay que usar parka, pero la temperatura nunca baja demasiado. Y el verano es bien especial, porque del calor absoluto se puede pasar rápidamente a una tormenta eléctrica, y no sé por qué, pero eso lo encuentro bacán.

2. La gente. No sé si es la comodidad gringa, el clima rico o el hecho de que yo me relacioné con pura gente que trabaja en el área de hospitality, pero nunca falta el saludo amable al cruzarse con otro en la calle, la sonrisa simpática al entrar a una tienda, las disculpas, los 'permiso' en el supermercado y así... Tal vez la gente de Scottsdale fue concebida al son de Mazapán, porque de todos los lugares que conozco de EEUU (que tampoco son tantos), esta ciudad es lejos la más amable y respetuosa.

3. La civilidad del conductor. Tiene que ver con lo anterior, pero esto es realmente destacable. Al ser una comunidad mayoritariamente jubilada (y, bueno, gringa también), encontrarse con un peatón es casi una fiesta. Y por eso mismo, los autos pueden estar en verde y uno cruzando en la mitad de una avenida, pero los conductores van a parar hasta que uno se decida a cruzar, a volver a la vereda o a comerse un sundae en la calle. Y nadie nunca te va a tocar la bocina. Lindos.


4. Los campos de golf y la naturaleza. No le hago al golf y odio a Tiger, pero los campos de golf son agradablísimos a la vista. Scottsdale está como en la mitad del desierto, pero está lleno de pasto, de palmeras, de lagunas, de patos y conejos. Yo más de una vez me sentí Blancanieves en el camino a la pega.



5. El cielo. ¿Para qué escribir?



Bonus track: ¡Mis amigos!

  






5 razones para ir a Islandia

1. Gullfoss (o Catarata dorada). Creo que cualquier catarata es increíble, pero nunca había visto una desde este ángulo. Se forma en el río Hvítá, y tiene tres escalones, el último de más de 30 metros. Me parece que el tour típico del sur de Islandia, que se llama Golden Circle, recibe su nombre por esta catarata. Fíjense porfa en el tamaño de la gente, es la única manera de cachar realmente lo enorme que es.



2. Þingvellir. Como un sueño. La pequeña casa en la pradera got nothing on it. Me hubiese encantado saber quiénes vivían en esas casas y dónde compraban el pan.

3. Los atardeceres. Lo más curioso de todo es que los atardeceres en verdad debiesen llamarse anocheceres. Esta foto de hecho es de las 10 y media de la noche. Tomé como 500 y siento que me faltaron. Lejos lo más lindo y sencillo dentro de toda la majestuosidad islandesa.









4. Bláa Iónið (o la Laguna azul). La laguna en sí se puede ver desde lejos, pero sólo se puede acceder a ella a través del Spa del mismo nombre. Está como a 12 kilómetros del aeropuerto, entonces hay tours específicos para ir justo antes o después de un vuelo. Como para sentirse Brooke Shields =).








5. Los caballos. Esta especie de caballo es exclusiva de Islandia. Son más bien ponis, porque son bajitos, más gordos y bien peludos. Los islandeses están muy orgullosos porque han logrado mantenerlos como una raza pura: está prohibido la importación de otros caballos y para cabalgar hay que firmar un formulario bastante extenso para certificar que no se ha estado en contacto con animales de granja y así evitar cualquier enfermedad.