Sunday, September 22, 2013

5 canciones que me acompañaron en mi viaje del 2012

Ellie Goulding - Lights


Esta canción es vieja. O sea, no vieja del 76, pero no de este año. Aun así, apareció montones de veces en mi viaje, específicamente en mi reencuentro con el calor de Scottsdale, Arizona. A ella la vi hace ene en un episodio de SNL, pero la pesqué nada y sólo pensé en lo mucho que se parecía a la Christina Aguilera (cuando la Christina era bonita y todavía no tenía como objetivo de vida parecer una estríper con hidrofobia). Ahora me encanta.
Scottsdale, Arizona.










Emiliana Torrini - Jungle Drum


Esta canción es aún más antigua, pero es imposible no relacionarla con Islandia y su excelente campaña de turismo. Millones de veces soñé estar bailando con esos chalecos tan nórdicos y esos movimientos tan escandinavos sobre las planicies paradójicamente verdosas del país del hielo. Nunca bailé ni me compré uno de esos chalecos (porque no estoy ni ahí con gastar 95 lucas en una prenda de vestir), pero sí conocí Reykjavík, y my heart was in fact beating like a jungle drum.
Reykjavík, Islandia.










Lukas Graham - Drunk In The Morning





Lejos el mejor souvenir que me podría haber traído. Con mi amiga un día entramos a una tienda de zapatos en un mall de Dinamarca, y no sólo nos encontramos con un perrito durmiendo debajo de una silla, sino además con esta canción de fondo. Me enamoré en un segundo, así que le pregunté quién cantaba a la chiquilla que trabajaba ahí. Me anotó el nombre en una libreta y creo que lo segundo que hice al llegar a Chile fue buscarlo en YouTube. Me recuerda muchísimo a los años mozos de Maroon 5, cuando Adam Levine todavía no se juraba Ashton Kutcher y escribía más desde el corazón que hacia la billetera. Claro que las letras de Lukas Graham (el nombre de la banda y del vocalista) no son muy romanticonas que digamos, son más bien perrito zorrón invitemo unas minits. Pero qué importa, son daneses.
Copenhague, Dinamarca.











Jennifer Rostock - Du willst mir an die Wäsche





Esta canción me la hizo difícil. Aparecía un pedacito en un comercial en MTV2 en el hotel de Holanda, entonces pillarla a tiempo y alcanzar a leer el nombre de la mina fue una suerte de mini eurodesafío. Ya la última noche en Ámsterdam, desvelada por el nervio de viajar sola a Islandia, tuve 6 horas para esperar el video y aquí está. Todavía no logro cachar qué significa, porque según Google Translate es algo así como '¿Quieres que me bañe?' y le tengo más fe a los lyricists alemanes.

Marken, Holanda.





Nicki Minaj - Pound The Alarm 


Jaja. ¿Qué se puede decir de una canción así, con un video así, con un poto así? Nada mucho, salvo que me acuerda de mi Dani maravilloso y los bailes frente a la tele en el living. Hay olor y sabor a Toronto cada vez que la escucho.

Toronto, Canadá.

5 razones para ir a Bolivia

1. El hablamiento. Nuestros hermanos bolivianos hablan lindo. Pronuncian cada una de las letras, tienen un tono bajito y suave, una erre que es la ternura máxima, como la de la Mercedes Sosa (claro, si igual Tucumán está bien cerca de Bolivia), y varias palabras especiales. "Mañana el despierto es a las 5am", por ejemplo =).


2. La cholita. No hay personaje más lindo que éste. El roto chileno es un bacán pero lamentablemente nos encargamos de darle una connotación negativa y es difícilmente identificable. El gaucho en verdad no es más famoso que el tanguero, y el tanguero para mí tiene más de James Bond que de latinomericano. La cholita es la cholita aquí y en cualquier parte, con su ropa de colores intensos, sus trencitas negrísimas y eternas, con la guagua envuelta y bien cerca del corazón. Preciosa.








3. El salar de Uyuni. Una de las maravillas de la naturaleza. Un hábitat supuestamente hostil para la mayoría de las especies pero al final tan lleno de vida que da nervio, tan espacioso que agobia.





4. Las llamas. Después del unicornio, la llama es mi animal favorito. Y, a diferencia del primero, uno se puede tomar fotos con ellas =). Además, son peludísimas, lentísimas, con cara de inocencia y bastante silenciosas. Acabo de cachar que me gustan porque son iguales a mi gata. Igual, si se pudiera, feliz tendría 3 llamas en mi patio.






Llamita linda.

5. Los colores. Nada más lindo y alegre que un país lleno de colores. Nada más lleno de colores que un país desértico, medio amazónico, cordillerano y muy profunda y orgullosamente indígena. Bolivia es un ejemplo para nosotros en muchos niveles.




* Pero no todo es tan bueno. Las razones para no ir, aquí.

Monday, August 12, 2013

5 razones para ir a Scottsdale, Arizona

1. El clima. Year round heat, para mí al menos, es perfecto. El invierno igual es invierno, no hay 25 grados, hay que usar parka, pero la temperatura nunca baja demasiado. Y el verano es bien especial, porque del calor absoluto se puede pasar rápidamente a una tormenta eléctrica, y no sé por qué, pero eso lo encuentro bacán.

2. La gente. No sé si es la comodidad gringa, el clima rico o el hecho de que yo me relacioné con pura gente que trabaja en el área de hospitality, pero nunca falta el saludo amable al cruzarse con otro en la calle, la sonrisa simpática al entrar a una tienda, las disculpas, los 'permiso' en el supermercado y así... Tal vez la gente de Scottsdale fue concebida al son de Mazapán, porque de todos los lugares que conozco de EEUU (que tampoco son tantos), esta ciudad es lejos la más amable y respetuosa.

3. La civilidad del conductor. Tiene que ver con lo anterior, pero esto es realmente destacable. Al ser una comunidad mayoritariamente jubilada (y, bueno, gringa también), encontrarse con un peatón es casi una fiesta. Y por eso mismo, los autos pueden estar en verde y uno cruzando en la mitad de una avenida, pero los conductores van a parar hasta que uno se decida a cruzar, a volver a la vereda o a comerse un sundae en la calle. Y nadie nunca te va a tocar la bocina. Lindos.


4. Los campos de golf y la naturaleza. No le hago al golf y odio a Tiger, pero los campos de golf son agradablísimos a la vista. Scottsdale está como en la mitad del desierto, pero está lleno de pasto, de palmeras, de lagunas, de patos y conejos. Yo más de una vez me sentí Blancanieves en el camino a la pega.



5. El cielo. ¿Para qué escribir?



Bonus track: ¡Mis amigos!

  






5 razones para ir a Islandia

1. Gullfoss (o Catarata dorada). Creo que cualquier catarata es increíble, pero nunca había visto una desde este ángulo. Se forma en el río Hvítá, y tiene tres escalones, el último de más de 30 metros. Me parece que el tour típico del sur de Islandia, que se llama Golden Circle, recibe su nombre por esta catarata. Fíjense porfa en el tamaño de la gente, es la única manera de cachar realmente lo enorme que es.



2. Þingvellir. Como un sueño. La pequeña casa en la pradera got nothing on it. Me hubiese encantado saber quiénes vivían en esas casas y dónde compraban el pan.

3. Los atardeceres. Lo más curioso de todo es que los atardeceres en verdad debiesen llamarse anocheceres. Esta foto de hecho es de las 10 y media de la noche. Tomé como 500 y siento que me faltaron. Lejos lo más lindo y sencillo dentro de toda la majestuosidad islandesa.









4. Bláa Iónið (o la Laguna azul). La laguna en sí se puede ver desde lejos, pero sólo se puede acceder a ella a través del Spa del mismo nombre. Está como a 12 kilómetros del aeropuerto, entonces hay tours específicos para ir justo antes o después de un vuelo. Como para sentirse Brooke Shields =).








5. Los caballos. Esta especie de caballo es exclusiva de Islandia. Son más bien ponis, porque son bajitos, más gordos y bien peludos. Los islandeses están muy orgullosos porque han logrado mantenerlos como una raza pura: está prohibido la importación de otros caballos y para cabalgar hay que firmar un formulario bastante extenso para certificar que no se ha estado en contacto con animales de granja y así evitar cualquier enfermedad.